lunes, 24 de mayo de 2010

Correr por mi empoderamiento

Ayer mientras corría pude sentir una forma de despegue.

Siempre preferí practicar marcha olímpica porque estando en contacto siempre con el piso creía protegerme del destrozo que puede producir el impacto porque ya bastante hace a gravedad en una como para andar ayudándoa de esta manera tan sufrida y sudada.

Una experiencia divertida una vez en la San Fernando de Maldonado fue ver la desesperación de los hinchas ante el hecho de que una no corra, animándo, rogando y exigiendo que una corra! Vamos flaca, vos podés! Pero yo no quería.

Ahora quiero correr, quizás porque estoy deseperada porque tengo una hija que acaba de entrar en la pre adolescencia y tengo que ser un muro donde reboten todos sus conflictos, porque tengo demasiado trabajo y proyectos en progreso que desafían mi capacidad y temple y por eso y por mi imperiosa necesidad de sentir que desarrollo al máximo mi potencial, corro, apesar de mí, corro por las endorfinas y para terminar con la limitación autoimpuesta por mi pereza y mi cabeza que me dice que no hace fata, corro para conectarme con mi máximo poder cardiovascuar y cerebral además del motor, corro para sentirme libre y fuerte, corro para cumplir el deseo de correr aunque todavía no me gusute correr, lo hago para sentirme empoderada en eso que si no lo hago yo nadie puede hacer por mí.

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