martes, 17 de noviembre de 2020

Yo cocino mi vida.

Elijo los ingredientes, los meto dentro de mi chismosa, los pago y me los traigo a casa (en general, porque también me gusta cocinar en el parque Lecocq o el de Punta Espinillo, pero estas son historias para otro día).

Todo esto es una suma de buenas noticias: soy conciente, puedo elegir, tengo información, una idea de qué quiero, un trabajo y dinero para pagar mis cosas, una casa y también parques a los que ir de paseo. Y el tiempo me lo permite! El clima, queiro decir, porque lo que es tiempo para paseos no he tenido, trabajo trabajo y trabajo preparando mis próximos talleres!

Qué quiero para mí? Slud, dinero y amor. Por eso siempre hago mi pan, que tiene las tres cosas.

Comparto una flor de obra, tulipa de masa de chapati, cocida al horno sobre un vegetal, juraría que fué una berenjena, pero no me acuerdo, quizás haya sido una piedra, fué hace algún tiempo, me acuerdo que al comerla fué crocante y resistente, soportó ingredientes jugosos y calientes, creo que fué carne con cebollas doradas!

Chapati básico clásico recontra sano.

Pan originario de la zona de India y Paquistán.

Instrumentos: Un bowl (o palangana)

Una cuchara

Un palote

Un sartén o plancha de hierro

Una pinza de metal (para darlo vuelta, o un tenedor, pero es más difícil!)

Un fuego y la asistencia de un adulto…

Ingredientes: Harina blanca (1 cero) 2 tazas

Harina integral fina 2 taza

Aceite 1 cucharada mediana

Sal 1 cucharadita

Semillas de sésamo 1 cucharada

Agua 1 taza y algo más, a ojo dependiendo de la humedad ambiente, la de la harina, el gusto de cada uno.

Siempre tengamos harina adicional para estirar la masa y aceite para “pintar” el sartén!

Procedimiento:

Manos limpias, cómodos.

Colocamos las harinas en una palangana, después las semillas (tostadas las de sésamo hasta que salten en el srtén!)

Después agregamos el aceite, mezclamos bien, y por último (y con mucha atención!) el agua. Vamos a agregarla de apoco porque es muy importante que podamos trabajar la masa sin que se pegotee contra la mesa, aunque siempre podemos agregar más harina si nos pasamos.

Después que está la masa pronta, la amasamos todo lo que nos dé la paciencia. Cuanto más la amasemos más suave será al comerla. La podemos dejar descansar (una hora, un día o una semana) o cocerla en el mismo momento. A mí me gusta guardar una pelotita del tamaño de un puño para agregarle a la siguiente masa, lo que llamo masa madre. Esto le dá una fermentación suave y natural que la vuelve más fácil de trabajar a la masa y de digerir al chapati.

La estiramos bien y mientras ponemos a calentar la plancha, sartén o piedra que tengamos. El chapati tiene que quedar de no más de tres o cuatro milímetros de espesor.

Pintamos la plancha con un pincelito de cerdas naturales (sino se quema) o de papel con aceite.

Cocinamos a fuego fuerte de ambos lados sobre una superficie caliente. Cuando empieza a hacer burbujas es que ya está para dar vuelta.

Podemos probar masas de diferentes espesores (finas y gruesas) las que van a llevar diferentes tiempos de cocción, y además van a quedar diferentes, unos más tiernos, otros más crocantes.

Por último vamos a comerlos! Buen provecho! Calentito es rico! Pero frío también!